OTRAS CURIOSIDADES

¡Vales un Potosí!

11 de marzo, 2025

Compartir en:

“Cómo el nombre de una montaña pasó a engrosar el diccionario”

POST DESTACADOS

Si un día, paseando por la ciudad de Barcelona, nos acercamos al paseo fluvial del río Besós que marca la frontera con otras ciudades como Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià de Besós, observaremos los diferentes puentes y pasarelas que jalonan el río. Uno quizás nos llame la atención por su estructura más moderna y espectacular. Aunque el nombre oficial es Puente de Can Peixauet, el nombre popular es puente del Potosí, porque dicho puente desemboca en la calle del mismo nombre en Barcelona.

Potosí es un nombre curioso de reminiscencias americanas. Aunque ya no es de uso tan habitual, la frase ¡Vales un potosí! todavía se escucha de vez en cuando en español.

¿Qué se quiere decir? Si buscamos en el diccionario de la RAE la palabra potosí leeremos la definición: Riqueza extraordinaria.

Pero lo curioso está en el origen. Si nos fijamos, el nombre lo podemos escribir en mayúscula porque como dice el mismo diccionario viene de Potosí, monte hoy de Bolivia.

¿Cuál es su origen? Hay una historia ahí, para muchos, desconocida.

Nos tenemos que remontar al año 1545, apenas 12 años después de la conquista del Imperio Inca por parte de Francisco Pizarro.
Se dice que los españoles descubrieron a un joven que extraía a hurtadillas mineral de plata de un lugar secreto de un cerro andino situado en la actual Bolivia. Aquel cerro andino se llamaba Potosí. Rápidamente, la noticia corrió como la pólvora: ¡Hay plata en Potosí!

El yacimiento se encontraba en la ladera de un monte que se eleva 4.688 metros sobre el nivel del mar, un lugar hostil y casi árido que no impidió que se establecieran explotaciones privadas para extraer el mineral. Al cabo de 18 meses Potosí ya tenía 14.000 habitantes. Una ciudad improvisada, sin orden ni concierto. Hay quien opina que el caos inicial en la explotación derivaba del hecho de que se pensaba que no duraría mucho la plata que allí se encontraba.

Pero sí duró.

El Cerro Rico, como se le conocía entonces, contenía uno de los mayores yacimientos argentíferos que jamás se han hallado. A lo largo de casi 300 años de explotación intensiva, entre mediados del siglo XVI y finales del XIX, se estima que se extrajeron entre 60.000 y 70.000 toneladas de plata. Esta plata fue transportada principalmente a España y contribuyó de manera decisiva a la riqueza del Imperio y tuvo un impacto significativo en la economía mundial de la época.

El impacto social también fue importante. La crueldad, las condiciones de trabajo extremas y las enfermedades acabaron diezmando a la población. En 1550 un cronista llamaba a Potosí “la boca del infierno”.

El tesoro potosino fue dilapidado y toda aquella época estuvo marcada curiosamente por las bancarrotas de la corona. Según una metáfora de la época, la flota del tesoro llegaba como lluvia de verano, que mojaba los tejados y se evaporaba con rapidez. Un funcionario del siglo XVII resumió así la raíz de la decadencia española: “El no ser rica es por serlo”.

Sea como sea, la palabra potosí pasó al acervo popular para designar algo muy valioso, algo lujoso, algo muy caro o difícil de comprar. Una cita famosa la encontramos en el Quijote: “Si yo te hubiera de pagar, Sancho —respondió don Quijote—, conforme lo que merece la grandeza y calidad deste remedio, el tesoro de Venecia, las minas del Potosí fueran poco para pagarte;” (Capítulo 71, 2ª parte de Don Quijote de la Mancha)

Por tanto, si un familiar o alguien cercano nos dice: ¡vales más que un Potosí! podremos tomarlo como un cumplido que, además, nos recordará cómo una palabra de origen inca, que da nombre a una montaña y a un puente, sigue viva en nuestro vocabulario.

 

MONTE DE PIEDAD DE CAIXABANK