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Cómo conservar las joyas

08 de abril, 2025

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“Tips para la conservación de tus joyas”

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Las joyas son propiedades valiosas en sí mismas y también por su valor afectivo.

Se regalan en ocasiones especiales por personas con las que mantenemos estrechos lazos. En muchos casos son insustituibles por su significado. Por ello, el hecho de conservarlas en un adecuado estado se convierte en algo significativo.

Llegados a este punto, lo primero, como es de esperar, será la prevención.

PREVENCIÓN 

Debemos cuidarlas y tratarlas con mimo desde el primer momento para preservar su belleza. 

El oro, aunque tiene una relativa dureza, se raya con facilidad. Es por ello por lo que lo mejor es mantener las joyas guardadas por separado. Son ideales los joyeros que tienen un espacio para cada pieza o en los estuches originales que la joyería proporciona.           

Las cadenas frecuentemente se lían entre ellas o con otras piezas, por lo que será recomendable guardarlas separadamente de otras piezas y con los cierres abiertos. Así será más fácil poder desenredarlas. Los joyeros las llevan de esta forma, con los cierres abiertos pasando el cierre y la reasa por un imperdible y ésta sobre un rectángulo de tela o piel que luego se recoge enrollándolo. Es lo que se llama manta y, si tenemos muchas cadenas, es la mejor opción.

En las siguientes imágenes podemos hacernos una idea.

En cuanto a las gemas preciosas, digamos que también poseen una dureza variable.

Entre las más duras, y por ello más usadas, tenemos las más conocidas, como el diamante, los zafiros y los rubíes, pasando por otras algo menos duras como las turmalinas, los granates, los circones, los peridotos, el grupo de los cuarzos (ágatas, jaspe, ónice, cuarzo citrino, cuarzo rosa...), los topacios, etc.

Pese a que su dureza es alta, también pueden llegar a fracturarse o esquirlarse, por ello es importante la prevención de guardar las piezas de joyería por separado.

Con el grupo de las más blandas, generalmente opacas o translúcidas, hay que tener especial cuidado, pues se rayan fácilmente, como en los casos del lapislázuli, malaquita, soladita, rodonita, rodocrosita, labradorita, amazonita, ópalo, piedra luna, etc.

Las perlas son especialmente blandas y se rayan con facilidad. Se recomienda guardarlas aparte, dentro de una bolsita de hilo de algodón.

No debemos olvidar que, de todas las gemas, el diamante es la de mayor dureza y puede rayar el oro y a las piedras de otra joya con la que friccione.

Las esmeraldas, pese a no ser muy blandas, son delicadas. En general todo el grupo de los berilos lo es.

Para evitar la humedad y la oxidación puede ser buena idea incorporar una pequeña bolsita antihumedad en nuestro joyero.

Aunque, por el contrario, si tenemos ópalos, estos tienen un alto porcentaje de agua (de un 3 a un 30 por ciento), por lo que sería conveniente conservarlos envueltos en algodón húmedo, ya que, si se deshidratan, disminuye su opalescencia. Además de que no se han de exponer al calor intenso, son sensibles a los cosméticos, químicos y a los golpes.

Algo similar pasa con las turquesas que, al exponerse al sol, el sudor, aceites, cosméticos y limpiadores, presenta una pérdida de su humedad natural y su color se altera tornándose verdoso con el paso del tiempo.

SU USO

Deberíamos ponernos las joyas después del maquillaje y del perfume, ya que los cosméticos pueden dejar residuos que las alteren o producir abrasión. En el caso de las perlas, este aspecto se ha de mantener con rigor.

Las perlas están compuestas de materia orgánica y se pueden alterar y resecar tanto por el calor intenso, como por la humedad alta, el sudor, los químicos, haciendo que las capas de las que están formadas pierdan conexión y se “envejezcan”, mermando su brillo y quedando un aspecto más mate. Se dice que las perlas están vivas, ya que con el paso del tiempo mueren, pero depende del cuidado que tengamos con ellas pueden llegar a “vivir” hasta 150 años.

Cuando se utilizan productos de limpieza tampoco deberíamos llevar joyas. Productos como el amoniaco, la tintura de yodo o el mercurio podrían dañar el metal.

En caso de acudir a una piscina o playa tampoco es recomendable su uso, porque además de la alta probabilidad de perdida, el cloro y la sal pueden perjudicarlas.

En ocasiones se llevan sortijas con diamantes en dedos consecutivos, como por ejemplo una alianza de diamantes y un solitario de diamantes. En estas situaciones la fricción entre ambas puede ocasionar lo que ningún otro material más puede provocar, que los diamantes se desluzcan, ya que esa continua erosión lima las aristas e incluso puede provocar fisuras o roturas.

También es aconsejable la revisión periódica de los cierres, para evitar disgustos. Cuando un eslabón está muy usado tiende a desgastarse, haciendo más fácil su rotura. Es mejor repararlo antes de que podamos perder la pieza.

En caso de joyas que contengan esmaltes no nos podemos olvidar que son muy frágiles, tanto como un vidrio fino y hay que estar alerta con los golpes.

Si llevamos una sortija con una turquesa engastada recordemos quitárnosla antes de lavarnos las manos.          

En cualquier caso, siempre hay el riesgo de que una caída o golpe desafortunado pueda dañar nuestras joyas. “Crucemos los dedos” para que eso no ocurra.

LIMPIEZA

En muchas ocasiones lo más sencillo es lo más adecuado. Y la limpieza de joyas no es una excepción.

La limpieza se hace con agua y jabón. Y mejor un jabón suave. El típico de lavar los platos será suficiente.

Si sumergimos las joyas en un recipiente con agua caliente (tal como sale del grifo) y jabón durante un tiempo y luego, con la ayuda de un cepillo de dientes de púas suaves, las frotamos, conseguiremos quitar con mayor facilidad los restos depositados en ellas.

Notaremos mucha diferencia en el caso de los diamantes, ya que son lipófilos, atraen la grasa. Esa cualidad se utiliza en el sistema de extracción mediante cintas engrasadas. Tendremos que hacer hincapié en la parte posterior para que así la luz se refleje correctamente.

En general, en todas las gemas, es igual de importante la limpieza de la parte posterior.

¡Importante! NO REALIZAR ESTA LIMPIEZA EN EL CASO DE LAS ESMERALDAS.

La mayoría de las esmeraldas presentan un tratamiento de impregnación de un aceite, coloreado en ocasiones, que mejora su aspecto. Si las desengrasamos se puede perder y presentará mucho peor aspecto. Por lo que llega a ser aconsejable, en caso de esmeraldas, no limpiar nunca, ni lavarse las manos con una sortija con esmeraldas. Llevarla a un profesional para que limpie la pieza, si es necesario, será lo más prudente.

Nunca usar lejía, blanqueadores, cloro, desengrasantes, limpiadores o productos antical.

En el caso de collares de perlas es recomendable cambiar el hilo periódicamente, ya que será a través de éste por donde los productos perjudiciales puedan penetrar. Después de su uso es adecuado pasarles un suave paño humedecido sin ningún producto.

Las piezas de plata se oxidan frecuentemente y poco podemos hacer para evitarlo. No nos quedará más remedio que recurrir a alguno de los numerosos y efectivos productos que hay en el mercado para limpiarlas.

En joyas muy deterioradas, sucias, de aspecto frágil o antiguas, lo mejor, en caso de duda, es acudir a un profesional, que no solo las limpiará, sino que, si fuese necesario, las pulirá para quitarles las rayas o arreglará los deterioros.

Siguiendo estos consejos podremos mantener nuestras joyas bellas, siempre a punto para ser usadas.

 

REFERENCIAS 

- Guía de piedras preciosas y ornamentales. Shuman. Ed. Omega.

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