“¿Sabías que existen piedras que intentan imitar a los diamantes? Conozcamos un poco sobre ello.”
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Imitar diamantes y otras piedras preciosas con otros materiales no está prohibido y tampoco constituye ningún fraude si con este hecho nadie resulta perjudicado.
Las piedras de imitación resultan de utilidad y pueden satisfacer la demanda de quienes no quieren o no pueden comprar piedras preciosas verdaderas como el diamante natural. Pero debe indicarse explícitamente y describirse correctamente lo que son; de lo contrario, cuando las imitaciones se ofrecen o se venden a precios desorbitados como piedras de mayor valor del que tienen, se estaría incurriendo en el engaño.
Es necesario diferenciar las piedras de imitación de las piedras sintéticas.
Las piedras de imitación son productos que sólo tienen en común con la piedra a la que intentan parecerse el aspecto, mientras que las piedras sintéticas son el mismo producto que el natural, pero fabricado artificialmente por el hombre, teniendo las mismas propiedades y constantes.
Entre las imitaciones del diamante, podemos distinguir entre imitaciones de aspecto similar a la piedra original o piedras compuestas (dobletes) creadas de la unión cementada de dos materiales, que pueden ser ambos naturales o combinado con sintético o vidrio, así como piedras preciosas fabricadas mediante síntesis, pero sin ningún correlato en la naturaleza, aunque sí poseen unas propiedades físicas similares a las de las piedras preciosas y producen efectos ópticos llamativos.
EJEMPLO DE DOBLETE IMITACIÓN DIAMANTE
Por lo general, todas las imitaciones sólo comparten el color con la piedra original y, aunque las imitaciones del diamante procuran presentar buena incoloridad y brillo, propiedades como la dureza o el fuego no consiguen imitarse satisfactoriamente. Al fin y al cabo, son productos diferentes al diamante que tienen propiedades distintas, pese a que en ocasiones las diferencias ópticas son parecidas y bastante difíciles de detectar, en especial si la piedra va montada.
Ya los egipcios fueron los primeros en imitar valiosas piedras con vidrio o materiales vidriosos, ya que las verdaderas gemas eran demasiado caras o escasas.
En 1758 Joseph Strasser creó un tipo de vidrio para imitar las piedras preciosas. Éste era muy denso e incoloro, tallable y con un índice de refracción muy elevado, por lo que fue durante muchos años un buen sustituto del diamante. Es el conocido como Strass o “cristal de Strass”.
CRONOLOGÍA DE LAS IMITACIONES EN EL SIGLO XX
En los años treinta del siglo XX aparece en el mercado, como primer producto para imitar al diamante, la espinela sintética incolora. Hasta mediados de siglo también se usa como imitación el llamado “zafiro blanco”, que realmente era un corindón sintético incoloro o una espinela sintética.
En esos años, también se usó una gema natural como sustitutivo del diamante, el Zircón. Se utilizaba la variedad incolora y era tratado térmicamente, pero las especiales y llamativas características de esta piedra (gran brillo, fuego, florescencia y espectro) le hacen muy reconocible.
En 1948 se empieza a comercializar el rutilo sintético bajo muchos nombres comerciales.
El proceso de síntesis por el que se conseguía era el de una sustancia fundida, consiguiendo masas de color oscuro y opaco que, aunque conseguían amarillearlas y darles trasparencia por oxidación, no obtuvieron nunca tonos incoloros y tuvo mejor resultado para usarse en la bisutería debido a su baja dureza y su gran dispersión.
En 1953 es fabricado el titanato de estroncio, comercialmente conocido por “Fabulita”. Se trata de una gema de origen americano que consigue, mediante síntesis, una sustancia fundida y aclarada, como el rutilo. Ambos no se encuentran en la naturaleza. Su baja dureza y gran dispersión también le hacen muy reconocible y, para no serlo y evitar su efecto arco iris, se fabricaron dobletes con la parte superior (corona) con piedras sintéticas incoloras e inferior (culata) de fabulita.
Hacia los años setenta aparece el aluminato de atrio, con el nombre comercial de YAG, convirtiéndose en la primera imitación de gran calidad y de aspecto muy similar al diamante.
Su estructura atómica es similar a la de los granates, pero se considera de creación sintética. Durante muchos años se mantuvo como la mejor imitación del diamante, debido a su creación en todos los colores de la serie incolora del diamante y a su aceptable dureza, pero su bajo brillo le hacía tener un aspecto pobre que le delataba. Debe decirse que cuando se presentaba tallado daba muy buen resultado.
En la actualidad está casi en desuso, pues existen otras imitaciones mejores.
En 1975, otra imitación, algo mejor a las anteriores y también de creación sintética, es fabricada en USA. El gadolinio de galio, comercializado como GGG.
A pesar de que sus propiedades ópticas son muy parecidas al diamante, fuera del país de origen se utilizó muy poco, quizás por su alto coste de producción. Se diferencia fácilmente debido a su marcada fluorescencia naranja sobre todo a la Luz Ultravioleta de onda larga.
Un año después, en 1976, empieza la fabricación de la que podríamos decir, la mejor imitación hasta ahora del diamante: el óxido de zirconio cúbico, que en español conocemos como “Zirconita”.
En pocos años se extendió su uso por todo el mundo. Su bajo precio arrasó con todas las anteriores imitaciones pues era muy difícil competir en temas como el aspecto, además del parecido con el diamante.
Existen zirconitas en toda la escala de colores de la serie incolora y en todo tipo de tallas, actuales y antiguas. Sin presencia de inclusiones, pero también con ellas, de tipo oscuro para imitar las que puede presentar el diamante, o incluso provocarle craquelados internos para parecer fracturas internas presentes en el diamante.
Y por todo ello, ocasionó muchos problemas a los profesionales del sector y, actualmente, puede seguir provocándolos a personas no formadas. Este problema se solucionó y se soluciona con el método de conductividad térmica, el cual resulta muy eficaz incluso con las zirconitas, ya que el diamante es un gran conductor del calor, mientras que el resto de sus imitaciones son muy malos conductores.
Escala de color de zirconitas
En 1997 se fabrica la moissanita sintética y tres de sus propiedades como la refracción, su dureza y su peso específico le otorgan una apariencia realmente parecida al diamante. Además, sus propiedades térmicas son tan parecidas al diamante que con aparatos convencionales de conductividad térmica no se podrían diferenciar. Sólo dos características pueden ayudar a hacerlo; su naturaleza anisótropa, la cual provoca una apariencia de dobles facetas y la presencia de unas inclusiones muy características en forma de agujas o canales blancos paralelos que nunca están presentes en los diamantes.
MOISSANITA (FACETAS DOBLES Y CAVIDADES EN SU INTERIOR)
Conductímetro eléctrico
BIBLIOGRAFÍA:
- Guía de las piedras preciosas y ornamentales, de Walter Schumann.
- Las gemas en su interior, de Alfredo González Notario.
- Curso Diamantes sintéticos, tratados e imitaciones 2019. Instituto Gemológico Español.
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