DIAMANTES

Las Cuatro o Cinco “C”s del diamante

14 de enero, 2025

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“¿A qué se refieren esas enigmáticas "C"s del diamante?”

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Nos adentramos en el fascinante mundo del diamante y sus características.

Este artículo desvelará el contenido sobre las 4 o 5 C´s que rondan el tema del diamante.

¿Son cuatro o cinco? ¿Cuál es esa quinta C y cómo de importante es? Preparados, listos, ¡YA!

El diamante, frente a cualquier otra gema, tiene la particularidad de poder clasificar su calidad en base a una serie de normas que, en el sector, conocemos como “Las 4C´s del diamante”.
El término “4C” tuvo su origen a principios de la década de 1940. Se trata de una creación del fundador de GIA, Robert M. Shipley (1887 – 1978), un ex joyero minorista originario de Kansas, quien estaba firmemente comprometido con la profesionalización de la industria joyera estadounidense.

Robert M. Shipley estableció un instituto gemológico (GIA) para formar a los joyeros y establecer unos estándares a la hora de comprar y vender gemas. Así, Shipley desarrolló las 4C como un dispositivo mnemotécnico para ayudar a sus alumnos a recordar los cuatro factores que caracterizan un diamante facetado: Colour, Clarity, Cut and Carat; es decir, color, claridad, talla y peso en quilates.

El concepto era simple, pero revolucionario. El término 4C se convirtió en parte de la lengua vernácula de la industria de los diamantes y pasó a formar parte de la nomenclatura internacional. Pero hemos hablado de una quinta C, lo sé, avancemos con estas cuatro primeras y después abordamos el tema de la quinta “C”.
La graduación de un diamante en base a estas cuatro características no es operación sencilla, pues las diferencias entre cada uno de los grados son pequeñas y, en ocasiones, difíciles de concretar. Se necesita de un profesional formado para realizar esta brillante tarea.

La primera C hace referencia al Color.
Dentro de los diamantes existen diamantes “incoloros” hasta otros ejemplares de colores intensos. En el comercio de joyería se encuentran, casi exclusivamente, diamantes de la “serie incolora”, es decir, diamantes que van desde la ausencia de tonalidad hasta coloraciones amarillas.

La determinación del color en un diamante consiste en ir comparándolo con unos diamantes patrones y, el gemólogo, debe determinar el grado de incoloridad que presentan.
Por supuesto, las gemas deben estar desmontadas, limpias, han de observarse bajo un tipo de luz similar a la luz diurna (lámparas con una temperatura de color entre 5.500 y 6.500°K), en una determinada postura, etc.

Existen cuatro escalas de color para designar tonalidad a un diamante de la serie incolora: GIA, Escandinava, HRD y CIBJO.

En la actualidad, la escala de color que más se usa entre los profesionales del sector es la GIA (Gemological Institute of America) o la CIBJO/HRD:

Los colores de un diamante empiezan en la categoría D, no sólo por hacer un guiño a la inicial de la gema con la que estamos trabajando, también por precaución, no vaya a ser que se localicen diamantes todavía más y más incoloros. Fuera de la serie de color, los diamantes de colores fantasía son un capítulo aparte, muy raros y que comentaremos en otro momento.

La segunda C que vamos a comentar es la pureza: Clarity.
La pandemia nos ha hecho tomar conciencia de la importancia de lavarnos las manos, pero mucho me temo que los diamantes no lo tienen tan asumido y pueden estar “sucios” por dentro.

La determinación de la pureza consiste en, con una lupa de diez aumentos, valorar las inclusiones y defectos que presenta la gema. En un segundo paso, con el microscopio binocular se determina con exactitud el grado de pureza.

Los grados de pureza, según GIA, son los siguientes:

FL (Flawless) o IF (Internally Flawlees) hace referencia a un diamante puro a diez aumentos. Se trata de un grado que exige no tener ninguna inclusión interna y es algo permisivo con ciertos defectos externos.
VVS (very, very small inclusions) se utiliza para describir diamantes con muy muy pequeñas inclusiones interna, difíciles de encontrar incluso para un ojo experto.
VS (very small inclusions) corresponde con inclusiones como pequeños cristales, fisuras o nubes, grupos de pinpoints e incluso gemas con defectos externos que rompen la simetría de la piedra.
SI (slightly included) son diamantes con pequeñas inclusiones, fáciles de ver con la lupa de diez aumentos.
I (imperfect) se asigna a diamantes con inclusiones muy aparatosas, de gran tamaño, muy presentes en la piedra, que afectan al brillo, transparencia y belleza del diamante.

Vamos con la tercera C antes de que anochezca.
La siguiente característica de un diamante que determina su calidad es la talla: Cut.
La talla brillante tiene una serie de proporciones adecuadas para sacar el mayor provecho del material; el modelo ideal de proporciones establece diámetro en la tabla, altura de la corona, profundidad de la culata, etc. Gracias a la buena vista del gemólogo o de aparatos específicos como el proporcionoscopio, se puede determinar cada uno de dichos aspectos. Esta C del diamante es mucha C, y os emplazamos a leer un blog específico sobre la talla oval, la talla princesa y la gran talla brillante con el modelo Tolkowsky y las proporciones de Tillander y, sobre todo, qué hay detrás de todo este asunto.

La cuarta C es el peso: Carat.
El peso de un diamante se determina en quilates. Esta la unidad de peso que se usa en el comercio de las gemas desde el año 1907 y se ha establecido que un quilate equivale a un peso de 200 miligramos, es decir, 0,2 gramos.
El quilate métrico, unidad de peso de los diamantes, se abrevia como "ct.", siguiendo la grafía francesa carat. Así que esta “C” es pan comido: ¿cuánto pesa un diamante? 1 ct., 2 ct., 3 ct… Se trata de un dato objetivo y fácil de determinar. Generalmente se indican dos decimales tras la coma, sabiendo que, si la tercera cifra decimal es un 9, el peso debe indicarse pasando a la centésima superior: 4,529 ct. será por tanto 4,53 ct.

Y… ¿¿qué pasa con la quinta C??

Eso digo yo, ¿qué pasa con esa quinta C?

Bien, recientemente se incluye entre los valores más importantes de un diamante el… el… lo desvelamos ya: el Certificado.

Se trata de un informe realizado por un laboratorio gemológico que registre todos los datos relativos a la gema de manera seria, imparcial y respetable; un laboratorio que aplique de manera objetiva y rigurosa estas normas internacionales.

En España contamos con magníficos laboratorios como el IGE  (Instituto Gemológico Español, Madrid) y el JORGC  (Col·legi Oficial de Joiers, d’Orfebres, de Rellotgers i de Gemmòlegs de Catalunya).

A nivel internacional hay sedes como GIA , HRD
o IGI.

La presencia de un certificado de diamante puede, mejor dicho, afecta positivamente al valor que tenga un diamante.

No es cosa baladí.

 

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