“¡Hay tanto que contar sobre el diamante!”
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Comencemos con el tan polémico tema del diamante y el brillante, ¿son lo mismo?, ¿qué es más caro?, ¿el diamante o el brillante? Se trata de una duda similar a ¿qué vino antes?, ¿el huevo o la gallina? En el caso de la gallina no sabríamos qué decir, pero con los diamantes y brillantes podemos desvelar hoy este gran misterio.
Los diamantes son una gema, considerando como gema aquella que debe tener algunas características que lo hagan excepcional: belleza, durabilidad, rareza. La primera característica va asociada normalmente a las propiedades ópticas; la segunda a la capacidad para permanecer inalterable frente a agentes externos, ligada a propiedades físicas; la tercera va ligada a la escasez y demanda, que deriva en un mayor valor en el mercado. El diamante es la gema más conocida e importante hoy en día. Se trata de átomos de carbono puro unidos por un fuerte enlace.
En ocasiones esta gema puede contener escasas trazas de otros elementos como el Nitrógeno, Boro e Hidrógeno. Este mineral cristaliza en el sistema cúbico, presentándose en cristales hábito octaédrico, cubos y rombododecaedros. Con una dureza 10 en la escala de Mohs, es un material que funde a unos 3.700°C, aunque empieza a grafitizarse en superficie a partir de los 800°C.
El peso de un diamante se determina en quilates, este término se ha utilizado sistemáticamente desde el siglo XVI hasta la actualidad. El tamaño de un diamante es un factor de calidad, de hecho, es un rasgo presente en las 4C del diamante; así, cuanto mayor sea la gema, más rara y bella es. El peso de un diamante o de un lote de diamantes se expresa con el número de quilates y dos decimales, seguido de la abreviación "ct.". Cuanto mayor es un diamante mayor es su precio por quilate, siempre que se mantengan el resto de las características, eso sí, el precio no aumenta de forma regular.
Esta unidad de peso se usa en el comercio de las gemas y, desde el año 1907, se ha establecido que un quilate equivale a un peso de 200 miligramos, es decir, 0,2 gramos. El quilate métrico, unidad de peso de los diamantes, se abrevia como "ct.", siguiendo la grafía francesa carat. Sin embargo, el quilate de pureza en materiales como el oro, se abrevia como "K", siguiendo el término griego κεράτιον (kerátion, peso de cuatro granos). Poniendo un ejemplo de ello: un diamante pesa 5 ct., mientras que una sortija está realizada en oro de 18K.
El diamante tiene una dureza 10 en la escala de Mohs, es decir, es el mineral más duro conocido. Siendo la dureza la oposición de un cuerpo a ser rayado, se puede decir que nada puede rayar un diamante salvo otro diamante. La dureza tan elevada del diamante se debe a la gran fuerza con que están unidos sus átomos: enlace covalente homopolar. No obstante, esta fuerza es direccional y las medidas de dureza en diferentes orientaciones cristalográficas dan resultados distintos; esto explica que un diamante raye a otro en determinadas direcciones.
Pese a su enorme dureza, el diamante es relativamente frágil, sobre todo si presenta fisuras o tensiones internas. En esos casos, es bastante fácil partirlo con un golpe seco.
Para conocer el precio de un diamante es imprescindible conocer sus 4C: peso, talla, color y pureza. En una segunda aproximación, resultan relevantes aspectos como la fluorescencia, proporciones, simetría y pulido. Una vez recogida la información del diamante, existen tablas de precio, que se van actualizando en función del mercado, como Rapaport, Gem Guide, Gold & Time, etc.
El término 4C que conocemos hoy tuvo su origen a principios de la década de 1940. Se trata de una creación del fundador de GIA, Robert M. Shipley, ex joyero minorista, quien estaba firmemente comprometido con la profesionalización de la industria joyera estadounidense.
Robert M. Shipley estableció un instituto gemológico (GIA) para formar a los joyeros y establecer unos estándares a la hora de comprar y vender gemas. Así, Shipley desarrolló las 4C como un dispositivo mnemotécnico para ayudar a sus alumnos a recordar los cuatro factores que caracterizan un diamante facetado: color, claridad, talla y peso en quilates. El concepto era simple, pero revolucionario. El término 4C se convirtió en parte de la lengua vernácula de la industria de los diamantes y pasó a formar parte de la nomenclatura internacional.
En otro capítulo del blog abordaremos en detalle estas 4C, pero os comentamos un poquito sobre la talla para ir resolviendo esa primera pregunta que lanzábamos.
La talla del diamante, uno de esos factores de las 4C que determina la calidad de un diamante, tiene en cuenta aspectos como la altura de la corona, la profundidad de la culata, el diámetro de la tabla, el espesor del filetín, así como su simetría y pulido. Esta labor se realiza de manera manual, con buen ojo experto, o mediante equipos electrónicos modernos como el Proporcionoscopio, Sarin o el Scanox. Resulta un rasgo relevante, pues de ello depende que el diamante saque su mejor brillo y dispersión.
¿Cuál es la mejor talla para sacar el mayor provecho de brillo y dispersión de un diamante?, ¿la talla pera?, ¿la talla princesa?, ¿la talla corazón? … nuestra ¡talla brillante!
Lo que conocemos como la talla brillante moderna se estructuró definitivamente después de la publicación, en 1919, de un estudio de la mano de Marcel Tolkowsky. En él se fijaban los ángulos correctos que había que dar a las diferentes partes de la piedra (corona y culata) respecto al plano del filetín. Quedaron así establecidas las proporciones adecuadas para que un diamante de esa talla presentara el máximo brillo y dispersión.
La talla brillante es la más representativa para el diamante, pues es la más tradicional, la que más presente está en el mercado, la que proporciona a la gema mayor brillo, dispersión y aspecto y, además, es la que se adapta mejor a las calidades comerciales, pues el brillo enmascara en gran parte posibles defectos de pureza.
Y resolviendo esa primera pregunta que lanzábamos: ¿qué vino antes?, ¿el diamante o el brillante?
Resulta que cuando hablamos de "brillantes" hablamos de la forma en que está tallada una gema. Si no se detalla esa piedra, se da por entendido que se trata de un diamante tallado en forma de brillante. Por lo tanto, el brillante es un diamante que ha pasado por el proceso de talla y está listo para engastar y lucir.
¡¡El brillante es por tanto más caro que el diamante!!
MONT DE PIETAT DE CAIXABANK