“Un tesoro marino de origen extraordinario”
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De las perlas seguro que todos hemos oído hablar. Del mismo modo, también de dónde y cómo se forman. Al igual que si hablamos de caracolas, ¿quién no se ha puesto una cerca del oído para escuchar ese murmullo que nos recuerda al sonido del mar? Pero ¿y de las perlas caracol? ¿Las conoces? ¡Pues hoy es el día!
Una perla de caracol es una concreción calcárea producida por el molusco caracol Reina (Lobatus gigas). Este es un caracol marino, rosado, grande y comestible. A diferencia de las perlas tradicionales, que provienen de ostras y tienen una composición de nácar, las perlas caracol están hechas de microcristales de aragonito dispuestos en una estructura única, en forma de onda en su superficie, con un aspecto cremoso, similar a la porcelana y que les proporciona un brillo característico llamado efecto de llama. Por lo tanto, técnicamente no son una perla y no se las considera como ello, aunque se les dé ese nombre. Las perlas de caracol también son conocidas como “perlas de concha rosa”.
Entonces, ¿nacen en una caracola?
Sí, como hemos dicho, son perlas que se forman dentro de la caracola rosada Lobatus gigas, que es un tipo de molusco marino. No todas las caracolas producen perlas y cuando lo hacen, éstas pueden variar en color y forma. Por eso son tan raras y valiosas. Se estima que una de cada 10.000 conchas de caracol rosado contiene una perla.
¿Por qué se crean y cómo?
Se cree que una perla de caracol se forma cuando existe un irritante o anomalía natural, que puede ser una cáscara rota que entra dentro de la caracola Reina o una irritación del tejido del molusco debido a una lesión, infección o acumulación anormal de minerales. Alrededor termina formándose una concentración calcárea, creando capas concéntricas de cristales fibrosos que se acumulan en el contorno del irritante. A diferencia de las perlas cultivadas, éstas no tienen un núcleo central. Además, las ostras se pueden abrir para revelar la ubicación exacta de una perla, pero nadie sabe con precisión dónde se forman las perlas de caracol debido a la elaborada estructura en espiral. Normalmente, al cortar la carne de la cáscara, se han encontrado dentro de un saco en el manto anaranjado de la concha Reina.
¿De qué color son?
En la mayoría de los casos de color rosado, pero también existen de color blanco, marrón o amarillo.
¿Qué tamaño tienen y qué forma?
Las perlas caracol suelen ser de pequeñas a medianas, con un tamaño medio de 4 a 6 milímetros. Aunque algunas excepcionales pueden llegar a los 16 milímetros.
Su forma suele ser ovalada o redonda, aunque también las hay irregulares. Su tamaño y calidad influirán de forma notoria en su valor. Las más grandes y de colores vibrantes son extremadamente raras y caras.
¿Dónde se encuentran?
Los caracoles Reina viven entre lechos de pastos marinos en las cálidas aguas tropicales y poco profundas del Caribe. Especialmente en las Bahamas, Belice, Honduras, México (Yucatán), Florida, Cuba, Republica Dominicana, Jamaica, Islas Caimán y Puerto Rico.
¿Cómo se descubrieron?
Su descubrimiento se remonta a épocas precolombinas, especialmente entre las culturas indígenas del Caribe y partes de Centroamérica. Estas civilizaciones, que pescaban caracolas por su carne, comenzaron a encontrar ocasionalmente estas perlas. Algunas culturas las usaban con fines ornamentales o rituales.
Cuando los europeos llegaron al Caribe, comenzaron a comerciar con muchos productos exóticos. Sin embargo, debido a la extrema rareza de las perlas caracol, estas permanecieron durante siglos como una curiosidad poco conocida.
Su verdadero auge llegó en el siglo XIX, cuando empezaron a valorarse como complemento en joyas de lujo, especialmente en Europa. Más adelante, su popularidad disminuyó, hasta que resurgieron en el mercado durante la década de 1990.
¿Y existe otro tipo de perla de caracol?
Sí, las denominadas perlas Melo. Estas formaciones naturales se crean en el interior del caracol marino Melo Melo, también llamado como “voluta india”, que habita en aguas del sudeste asiático, especialmente cerca de Vietnam, Tailandia, Birmania y Camboya.

También conocidas como perlas Melo Melo, son unas de las perlas más raras y valiosas del mundo. Se pueden encontrar en colores tan diversos como el naranja brillante, amarillo, beige, gris o marrón claro, siendo las más valoradas las de color naranja intenso. Igualmente, con un brillo sedoso, porcelánico y con el característico “efecto llama” o “llama interna”. Su estructura muy particular a veces también presenta figuras triangulares que nos recuerdan a los árboles de navidad. Suelen ser ovaladas o redondeadas, pero raramente son perfectamente esféricas.
Las perlas Melo Melo son extremadamente raras y difíciles de encontrar, lo que las convierte en auténticas joyas exóticas para coleccionistas. Su origen poco común y su belleza singular las hacen muy codiciadas en subastas y entre joyeros de alta gama.
Aunque su tamaño puede variar desde unos pocos milímetros hasta más de 30 mm de diámetro, se han registrado ejemplares que superan los 200 quilates. Uno de estos ejemplares excepcionales —de un intenso color naranja y casi perfectamente esférico— se vendió por 722.500 USD en Dubái, en 2007.
Otro dato curioso sobre estas perlas es la noticia que publicó el diario británico Daily Mail en 2021, en la que cuenta que un pescador de 37 años encontró una gran perla Melo en la orilla de una playa de Tailandia, en concreto dentro de un caracol pegado a una boya junto a otras conchas marinas. Declaró que encontrar esta perla cambiaría toda la vida de su familia. La vendió por £250.000.
¿Se pueden obtener perlas caracol cultivadas?
La respuesta es no: estas perlas no pueden producirse mediante intervención humana, como ocurre con las perlas tradicionales —Akoya, australianas, tahitianas, de agua dulce, etc.—, en las que se introduce un núcleo o irritante en el interior de un molusco (ostra o mejillón) para estimular la formación de la perla.

Las perlas de caracol, en cambio, se originan únicamente de forma natural y extremadamente rara. No se cultivan por varias razones, siendo la principal la propia biología del caracol. A diferencia de las ostras, estos animales no poseen una cavidad adecuada para realizar injertos que induzcan la formación de perlas. Además, su lenta reproducción y su largo ciclo de vida hacen que el cultivo a gran escala sea económicamente inviable. A esto se suma que, en muchos países, el caracol está protegido por leyes de conservación debido a la sobrepesca.
Aunque no existe un método de cultivo, debemos ser muy cautelosos al adquirir una de estas perlas, ya que existen imitaciones y ventas fraudulentas. Para garantizar una compra segura, es fundamental que la pieza venga acompañada de un certificado gemológico emitido por un laboratorio reconocido, que acredite su autenticidad, origen orgánico y características físicas.
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