GEMOLOGÍA

Rubí y zafiro: tan diferentes y cercanos

25 de noviembre, 2025

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“Dos colores, una esencia: la perfección del corindón”

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El universo de las gemas preciosas está lleno de contrastes y similitudes fascinantes. Entre las piedras más emblemáticas y apreciadas por joyeros, coleccionistas y amantes de la belleza natural, se encuentran el rubí y el zafiro. A primera vista, parecen opuestos: el rubí con su rojo intenso y apasionado, y el zafiro con su azul profundo y sereno. Sin embargo, estas dos gemas comparten una raíz mineral común que las convierte en hermanas dentro del mundo gemológico: ambas son variedades del corindón, un óxido de aluminio (Al₂O₃) que se distingue por su extraordinaria dureza y durabilidad.

Composición y propiedades físicas

El rubí es de color rojo intenso debido a la presencia de cromo en su composición. El tono del rojo puede variar desde un rojo más intenso a uno más claro (no debe confundirse con el zafiro rosa, existente en diferentes tonalidades).

El zafiro, aunque normalmente se asocia al color azul, puede tener una amplia gama de colores, incluyendo el azul, rosa, amarillo, verde, rosa, naranja (zafiro Padparadscha) o incluso incoloro, dependiendo de los elementos presentes, aunque normalmente son el hierro y el titanio los que influyen en su color.

Con respecto a la dureza, cabe indicar que ambos son extremadamente duros. Se sitúan en la posición 9 en la escala de Mohs, solo superados por el diamante, por lo que son altamente resistentes a arañazos. Esta característica hace que tanto el rubí como el zafiro sean ideales para su uso en joyería, especialmente en piezas expuestas al desgaste diario como anillos y pulseras. La diferencia de color entre estas gemas se debe a la presencia de distintos elementos traza en su estructura cristalina. En el caso del rubí, el color rojo proviene del cromo, mientras que, en el zafiro, el azul se debe a la presencia de hierro y titanio. Cuando el corindón presenta un color rojo intenso, se clasifica como rubí; en cualquier otro color, se considera zafiro.

Procedencia y ejemplares famosos

Los rubíes pueden encontrarse en casi todos los continentes, sin embargo, los países de origen más importantes son Myanmar, Tailandia y Sri Lanka. Los provenientes de Birmania (Myanmar), pueden alcanzar precios muy elevados. Un ejemplo es el rubí llamado “El sol de Mogok”, encontrado en Myanmar en 1933 y aún sin cortar. Tiene un tamaño de 1.734 quilates.

Otros rubíes muy conocidos son el rubí Edward, de 167 quilates, que se expone en el Museo británico de historia natural de Londres, el rubí Rosser-Reeves, de 138,7 quilates, y el rubí Long Star, de 100,3 quilates.

Los yacimientos de zafiros más importantes se encuentran en Sri Lanka y la India, aunque también podemos encontrar en Estados Unidos, Australia, Nigeria y Madagascar. Algunos de los zafiros más conocidos y asombrosos son:

  • Estrella de Adán”, que es el mayor zafiro encontrado, con 1.404 quilates, y descubierto en Sri Lanka. Tiene un valor estimado de unos 90 millones de euros.
  • La “estrella de la India” es el mayor zafiro tallado, con un peso de 563,35 quilates. Está expuesto en el museo americano de historia natural.

El zafiro es generalmente menos costoso que el rubí, aunque los zafiros de colores raros pueden alcanzar precios altos como, por ejemplo, el zafiro Padparadscha, con su singular color, que puede variar desde un color rosa a un amarillo anaranjado.

Historia y simbolismo

Ambas gemas han sido veneradas a lo largo de la historia por diferentes culturas. El rubí ha sido símbolo de pasión, poder y protección. En la antigua Birmania, se creía que los rubíes otorgaban invulnerabilidad en la batalla. En la India, eran considerados piedras sagradas y se ofrecían a los dioses. Por su parte, el zafiro ha sido asociado con la sabiduría, la pureza y la nobleza. En la Edad Media se pensaba que los zafiros protegían contra el mal y la envidia, y eran usados por clérigos y reyes como símbolo de autoridad divina.

El zafiro azul se ha convertido en un referente icónico de la moda y la joyería desde que en la década de los 80 la Princesa Diana luciese su anillo de compromiso compuesto por un zafiro azul ovalado rodeado de 14 diamantes de la prestigiosa joyería Garrard. Pieza que se ha convertido en un símbolo de amor, elegancia y tradición en la familia real británica habiéndolo heredado hoy en día Kate Middleton.

Tratamientos y mercado

Tanto los rubíes como los zafiros pueden ser tratados térmicamente para mejorar su color y claridad. Estos tratamientos son aceptados en el mercado si se declaran adecuadamente. Existen también tratamientos con difusiones o rellenos que pueden afectar el valor de la gema. En términos de precio, los rubíes suelen ser más caros que los zafiros, especialmente aquellos con color intenso y alta transparencia. Los zafiros, por su parte, ofrecen una mayor variedad de colores y precios, lo que los hace accesibles a un público más amplio.

Similitudes y diferencias

Y llegados hasta aquí, recapitulamos. A pesar de sus diferencias visuales, rubíes y zafiros comparten muchas características técnicas. Ambos son corindones, tienen una dureza de 9 en la escala de Mohs, son altamente resistentes al desgaste y se utilizan ampliamente en joyería fina. La principal diferencia radica en el color y el elemento cromóforo: el rubí es rojo por el cromo, mientras que el zafiro es azul por el hierro y el titanio. Además, el rubí suele ser más raro y costoso, especialmente en su variedad sangre de paloma, mientras que el zafiro ofrece una gama más amplia de colores y precios. En cuanto a procedencia, ambos se extraen en países como Sri Lanka, Madagascar y Tailandia, aunque los rubíes birmanos y los zafiros de Cachemira tienen un prestigio especial.

Conclusión

Rubíes y zafiros son gemas que combinan belleza, historia y propiedades físicas excepcionales. Su relación mineralógica los convierte en hermanos, aunque sus colores, simbolismos y valores los distinguen claramente. Elegir entre uno u otro depende del gusto personal, del significado que se quiera transmitir y del contexto cultural. Ambos representan lo mejor de la naturaleza cristalina y siguen siendo protagonistas en la alta joyería y en el corazón de quienes aprecian la elegancia atemporal.

 

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