“Genialidad surrealista transformada en joyas únicas”
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Salvador Dalí fue un famoso pintor, escultor y escritor español, conocido por ser uno de los máximos exponentes del surrealismo. Nació el 11 de mayo de 1904 en Figueres, Cataluña.
Pocas personalidades del mundo de las artes han alcanzado el reconocimiento universal del inefable creador catalán. Y cabe decir que fue un creador, aunque su faceta más conocida fue la de pintor, porque Dalí fue un artista nato y versátil, que exploró otros campos como el del cine y la fotografía, además de la plástica en sus diferentes facetas. Sin olvidar su propia imagen pública (producto genuino de su ingenio), siempre excéntrica, transgresora y un punto mordaz.
El genial Salvador Dalí (1904-1989) fue un artista total y, aunque su producción más conocida es la pictórica, también fue un gran diseñador de joyas, a pesar de que sea esta una de las actividades menos conocidas (en cambio, de todos es sabido su pasión por los lujos, incluidos las alhajas).
COLECCIÓN OWEN CHEATHAM
En 1941, el multimillonario estadounidense Owen Cheatham encargó a Dalí el diseño de veintidós joyas. El artista gerundense dibujó las piezas sobre papel, en una serie de bocetos que daban cuenta sobre el color, forma y materiales de las joyas, e indicaban todo tipo de detalles formales a incluir en las mismas. La realización de las joyas corrió a cargo del orfebre argentino Carlos Alemany, que regentaba un prestigioso taller de orfebrería en la ciudad de Nueva York. Dalí vigiló de cerca el proceso de fabricación, cerciorándose de que sus modelos se plasmaban en fieles realidades.
Dalí fue exigente en cuanto a la materia prima: no consintió más metal que el oro y el platino, pidió pedrería preciosa de calidad superior en lo que a diamantes, rubíes, esmeraldas y zafiros se refiere, además de perlas y coral. La combinación de unos y otros materiales contribuyeron a plasmar el universo colorista del creador ampurdanés, donde las formas anatómicas, como ojos, labios y corazones, se imbricaban con motivos de inspiración naturalista, vegetales y zoomórficos, además de simbología diversa, tanto mitológica como religiosa (de hecho, la selección de materiales que las componían no solo fue escogida por su valor o cromatismo, también por la carga simbólica de cada uno de ellos).
Con el paso de los años se fueron creando más obras dalinianas, hasta ampliar la colección a 37 piezas (última en 1970).
No hubo piezas repetidas, todas eran diseños únicos, fruto de diferentes inspiraciones y cargadas de mensajes particulares.
EL PERIPLO DE UNAS JOYAS
Las joyas dalinianas de Owen Cheatham se sumaron a los fondos de la fundación que lleva su nombre, institución creada por él con fines sociales (1958). Tras un periodo itinerante por los Estados Unidos, donde las joyas fueron expuestas en diversas ciudades, la colección quedó depositada en el museo de Bellas Artes de Richmond (Virginia). También viajaron a Figueres, la patria chica de Dalí, para ser temporalmente exhibidas en el Museo Teatro del artista, en 1973.
En el año 1981 un millonario árabe compró la colección de joyas, aunque poco tiempo la mantuvo en su poder, pues la vendió a una entidad financiera japonesa. En el país del sol naciente, las joyas cambiaron de propietario en otras dos ocasiones. Su último poseedor nipón accedió a venderlas a la Fundación Gala-Dalí en el año 1999. Su tasación entonces fue de 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros).
En el año 2000, el Teatro Museo Dalí de Figueres (Girona) inauguró la exposición permanente Dalí-Joies (Dalí-Joyas), que incluía las 37 piezas de la colección, dos joyas de posterior realización (1971) y 27 diseños originales del artista (dibujos sobre papel). La muestra ocupa un edificio anexo al museo, que fue remodelado para la ocasión por el arquitecto Oscar Tusquets.
LAS PIEZAS MÁS DESTACABLES
El ojo del tiempo. Año 1949.
Realizado en platino, con diamantes y rubíes. Reloj central con movimiento Movado 50SP y esmalte en la esfera.
El collar del Árbol de la Vida. Año 1949.
Realizado en oro, con diamantes talla brillante y dos zafiros estrella en talla cabujón oval.
El corazón real. Año 1953.
Realizado en oro amarillo con rubíes.
En la corona: rubíes, zafiros, esmeraldas, aguamarinas, peridotos, granate hessonita, amatistas, diamantes y perlas.
Con mecanismo a motor con reductor que actúa moviendo el corazón.
La persistencia de la memoria. Año 1949.
Realizado en oro, con diamantes talla brillante y 8/8, y esmalte negro.
Reloj con movimiento Jaeguer LeCoultre 426.
Bibliografía
Libro EL UNIVERSO DE LAS JOYAS (Club Internacional del Libro).
MONTE DE PIEDAD DE CAIXABANK



